Como una de esas historias que te pegan en la cara, hoy, mientras tentado por el mundo me sentía desesperanzado de la gente y con ganas de exiliarme al primer rincón que me encontrara, me topé con un hombre, que me contó de su vida. "Vengo de trabajar". Pienso que era de esperarse que estuviera cansado, más sin embargo, no demostró nunca tal situación. Lo acompañaban un montón de fundas. Pan, refrescos y uno que otro ajuar las llenaban. Me dijo, "esto que llevo es para mi mujer y mis hijos, a mi no me da el tiempo de ir a comer a la casa". Pude ver sobre su espalda una mochila, que al parecer era el contenedor de las herramientas que le permitían "picar algo todos los días" y así deshacerse de los abusos que los precios del colmado hacian con su economía. "Esto me cuesta 50 en el colmado, mientras en el super sólo cuesta 29.95", decía mientras me enseña uno de los productos que había comprado. Era increíble su expresión. Se le observava feliz, co...