Para el Niño de la Calle
Pobres genios olvidados en los andenes de Saturno, por los dueños del condado que temen perder el turno. Tanta hambre en las costillas llevan esos morenitos, tan peladas sus rodillas, tan comidos por mosquitos. Te regalan melodías extraídas de agujeros, que son buena mercancía de los reyes de los cerros. ¡Sal corriendo! arde el fuego y nadie enciende la alarma, no te creas el trasiego de los que usan sus armas. Mundo tieso de lagrimas que se vierten y secan, no te lleves de las animas vamos, despierta, que esperas